El día 3 de diciembre fue propuesto por la Federación Médica Argentina, a través del Profesor Remo Bergoglio, en el Congreso Panamericano que se celebró en1953 en Dallas, Texas, en homenaje al doctor Carlos Juan Finlay Borrés, un médico cubano, que descubrió el papel del mosquito trasmisor de la fiebre amarilla.
Carlos Juan Finlay Borrés comenzó en el año 1865 a ocuparse y estudiar la fiebre amarilla y sus estudios resultaron en una hipótesis que se presentó en el año 1881 a la Academia de Ciencias de La Habana. Su trabajo se titulaba: «El mosquito hipotéticamente considerado como agente transmisor de la fiebre amarilla», en el cual describió las características y hábitos del mosquito y su contagio a los seres humanos.
El trabajo consistía en el estudio de cinco casos, donde se interpretó la propagación de la enfermedad por la picadura del mosquito «Aedes aegipty»; hipótesis que fue inmediatamente descartada, ya que la teoría médica dominante consideraba que la fiebre amarilla se transmitía por la ropa, objetos con los que el enfermo estaba en contacto.
Pero luego de casi dos décadas y un cambio de siglo, no se tuvo avances sobre la enfermedad. Momento en que una Comisión que luchaba contra la fiebre amarilla llegaba de Estados Unidos y corroboró que la teoría del doctor Finlay Borrés era cierta.
Y es a partir de entonces que en el año 1901 se comienza a trabajar en la prevención y lucha contra el mosquito «Aedes aegipty», como causante de la propagación de la enfermedad.
En nuestro país se celebra desde el año 1956 cuando el Colegio Médico de Córdoba se adhirió a la conmemoración promovida por la CONFEDERACION PANAMERICANA DE MEDICINA y este hecho fue avalado por la Confederación Médica Argentina y el Gobierno Nacional de la República Argentina quien oficializó la fecha de celebración 3 de diciembre por Decreto.