Más allá del verano, del calor y del sudor que forman parte de nuestros días, hay quienes se ven afectados por esta patología llamada Hiperhidrosis.
¿De qué se trata?
Cuando mencionamos Hiperhidrosis, hablamos de una patología que afecta a las glándulas encargadas de producir nuestra transpiración.. Hay señales que hace que estén constantemente “activas”, es decir, produciendo sudor. Su causa es desconocida y se sabe que hay una relación genética, siendo frecuente que lo padezcan otros miembros de la familia.
La Hiperhidrosis primaria, aparece en la infancia, y suele caracterizarse por tener las manos y los pies muy húmedos, pegajosos, independientemente de la temperatura. Las axilas son zonas afectadas en la adolescencia y adultez. El sudor excesivo aparece aunque la persona se encuentre en ambientes frescos y tranquilos, pero no está presente mientras duerme.
Esta situación va más allá lo físico, llega a ser angustiante y algunas personas se deprimen, empiezan a retraerse socialmente, evitar el apretón de manos porque estas gotean, tienen problemas para hacer deportes o agarrar cosas, necesitan de una toalla constantemente para no mojar, llevan más de una muda de ropa, y se dificulta escribir sin correr la tinta.
Muchas veces hay una preocupación excesiva de sentirse «seco», de evitar infecciones favorecidas por la humedad, o por sentir que esto genera mal olor, lo que lleva al fuerte estrés emocional, dificultando en ocasiones la vida personal, laboral y social.
Es necesario no confundirse con la sudoración excesiva, esta aparece en situaciones razonables, realizando deportes, por la exposición al sol, calor, en situación de ansiedad o estrés, y se suele resolver con antitranspirantes.
Si pensás que tenés una sudoración excesiva en relación a los demás y está perturbando tu rutina diaria lo mejor es consultar a un especialista, puede ser que padezcas Hiperhidrosis, hay tratamientos efectivos, no te automediques.