Muchos hombres de diferentes edades padecen una condición médica que afecta tanto su salud sexual como psicológica: la enfermedad de La Peyronie, también conocida como curvatura peneana.
La causa de la enfermedad de La Peyronie no es exactamente clara, aunque, al parecer, intervienen varios factores. Se cree que suele ser causa de lesiones reiteradas en el pene. Por ejemplo, el pene podría sufrir daños durante las relaciones sexuales, la actividad física o como consecuencia de un accidente. Sin embargo, muy a menudo, no se recuerda ningún traumatismo específico en el pene.
Se trata de una enfermedad que puede presentarse inicialmente con dolor, y posteriormente con un grado de incurvación peneana que puede dificultar e incluso imposibilitar el coito, y es causada por el desarrollo de tejido fibroso (como una cicatriz) dentro del pene, que limitan su extensión durante la erección.
Ya sea por desconocimiento o vergüenza por parte de quienes la padecen, su divulgación se ve limitada. Sin embargo, los urólogos dan fe de la elevada incidencia de esta patología.
La mayoría de los pacientes con enfermedad de La Peyronie también suelen presentar disfunción eréctil, y deambulan por consultorios, centros especializados y por la web en busca de alternativas terapéuticas.
Los penes tienen distintas formas y tamaños, y tener una erección curva no necesariamente debe ser una preocupación. Sin embargo, en algunos hombres, la enfermedad de Peyronie causa una curvatura significativa o dolor. Esto puede evitar que la persona tenga relaciones sexuales, o que le sea difícil lograr o mantener una erección (disfunción eréctil). Para muchos hombres, esta enfermedad también causa estrés y ansiedad.
En ocasiones, la enfermedad de Peyronie desaparece sola, pero, en la mayoría de los casos, se mantendrá estable o empeorará. Entonces, puede ser necesario realizar un tratamiento: este puede incluir cirugía (reservado para casos particulares), medicamentos, inyecciones o otros más novedosos como ondas de choque que actúan estimulando a las células para que liberen factores de crecimiento que producen la transformación del tejido rígido en uno más elástico y aumento del riego sanguíneo.