En realidad no es en sí un preservativo, sino un anillo para el pene, pensado para colocarse en la base sobre  un verdadero preservativo de látex,  durante la relación sexual, y cuyas funciones son similares a las conocidas pulseras de monitorización que registra:

– Velocidad máxima y media de penetración

– Cantidad de penetraciones

– Tiempo del acto sexual

– Calorías quemadas

– Temperatura media de la piel

– Frecuencia de las sesiones sexuales

– Circunferencia del pene

– Número de posturas usadas

Es un producto que ha lanzado British Condoms, la mayor empresa de profilácticos de Reino Unido y te da estadísticas detalladas sobre cómo funcionas en la cama.

El i.Con, que ya está a la venta en Europa (cuesta alrededor de 60 euros), es un anillo que se ajusta en la base del pene, está hecho de goma sintética robusta y contiene una pequeña fibra de carbono a prueba de agua que alberga los componentes electrónicos como el chip y los sensores.

Efectos adversos

Sobre los posibles efectos adversos, esta monitorización tan exhaustiva podría llevar a lo que se conoce como «ansiedad de ejecución», es decir, que se esté más atento a las reacciones y a la respuesta sexual que a la propia actividad.