La pérdida de pelo, también denominada alopecia, puede producirse en cualquier parte del cuerpo. Si ocurre en el cuero cabelludo, se denomina calvicie. Es un problema médico muy frecuente, ya que afecta a más del 50% de hombres y a un 30% de las mujeres a lo largo de su vida. Los especialistas médicos que se ocupan del diagnóstico y tratamiento de la alopecia son los dermatólogos. La Tricología es la rama de la Dermatología que se ocupa específicamente del estudio de las alopecias.

La alopecia provoca pérdida de densidad capilar, y en ocasiones la persona percibe un aumento en la caída de cabello. No obstante, no siempre que se cae mucho el pelo se producirá una alopecia (el pelo se renueva periódicamente, cayéndose en condiciones normales unos 100 cabellos al día).

Hay muchas causas y distintas clasificaciones. Entre las más frecuentes se encuentran la alopecia androgénica, areata, por drogas o fármacos o por estrés.

La alopecia androgénica o androgenética es la más común de todas. Afecta principalmente al hombre, pero también a la mujer. Se calcula que a los 50 años, la presenta con mayor o menor intensidad el 55% de los hombres y alrededor del 10% de las mujeres de raza blanca. En su etiología hay que destacar 2 factores, el genético y el hormonal; es decir que es hereditario y depende fundamentalmente de los andrógenos que actúan sobre los folículos pilosos predispuestos genéticamente a la afección, provocando su miniaturización progresiva hasta ocasionar su atrofia completa. 

El tratamiento varía en función del tipo de alopecia. Por eso es fundamental recibir un adecuado diagnóstico médico antes de comenzar un tratamiento. En el caso de la alopecia androgenética, los tratamientos médicos más efectivos son finasteride y minoxidil. Finasteride (o similares) es una pastilla que evita la acción de los andrógenos sobre el folículo piloso, siendo un tratamiento muy efectivo. Minoxidil es una loción que se aplica externamente, se puede utilizar tanto en hombres como en mujeres. Ambos tratamientos deben utilizarse a diario y durante años para conseguir la máxima efectividad.

En caso de una pérdida de densidad capilar relevante, puede recurrirse al tratamiento quirúrgico: el trasplante capilar. Consiste en traspasar cabellos de la zona de la nuca (genéticamente resistentes al proceso de calvicie) al área de alopecia. Es una cirugía médicamente muy segura, que se realiza con anestesia local. El paciente puede incorporarse a sus actividades rutinarias a los pocos días.

Si no te gustan estos tipos de tratamientos y la alopecIa está recién comenzando, podes intentar también con algunos tratamientos naturales que recomienda la Fitomedicina. Aminoácidos como cistina, arginina, tirosina y lisina; aceites esenciales de romero o lavanda; cebolla o una combinación de jarilla y café descafeinado.