¿Sabías que en el año 2016 se realizaron en el país 12800 ligaduras de trompas y solo 97 vasectomías? La vasectomía es un método anticonceptivo masculino quirúrgico muy fácil de realizar y con una efectividad de casi el 100%. Ningún anticonceptivo puede asegurar el 100% de efectividad pero sabemos que la vasectomía está entre los más eficaces.

Los espermatozoides (los que producen la concepción al unirse al óvulo de la mujer) se forman en el testículo y de aquí pasan por el epidídimo, conducto deferente, uretra y salen por el orificio uretral en el extremo del pene.

La vasectomía es la ligadura o corte de los dos conductos deferentes, impidiendo así que los espermatozoides lleguen al pene para ser eyaculados. La técnica es muy simple: se puede hacer con o sin bisturí en el consultorio externo de un ginecólogo o urólogo. Solo se necesita anestesia local y dura entre 15 y 30 minutos.

Es importante desmitificar algunos mitos en torno a la vasectomía: este procedimiento no altera la cantidad ni la calidad del semen así como tampoco disminuye el deseo sexual, al contrario, en muchos casos al contar con la tranquilidad de que la concepción es casi imposible, muchos hombres mejoran su rendimiento sexual. Estadísticamente, solo el 20% de los hombres que se realizan una vasectomía quieren volver a tener hijos, lo cual puede lograrse con técnicas apropiadas como la punción del testículo para obtener espermatozoides y posterior fertilización in vitro. La vasectomía nunca reemplaza el preservativo, acordate que éste es el único método de barrera que evita las enfermedades de transmisión sexual.

Como conclusión, vemos nuevamente que es necesaria la educación sexual integral para toda la población y la formación de los profesionales para que conozcan este método y así pueda divulgarse. Es abismal la diferencia entre ligaduras de trompas y vasectomías realizadas, siendo éste mucho más sencillo y sin necesidad de quirófano. Muchos hombres justifican no realizarsela por desconocimiento del método, esto es real, el Estado debería invertir más en la información y realización de este método. Otros refieren no hacerlo por miedo a que disminuya el placer o la cantidad de semen o por planteamientos religiosos. Pero hay una realidad que pocos mencionan y en parte está involucrada en cada una de estas razones: el machismo, el concepto de que es la mujer la que debe utilizar el método anticonceptivo sin importar los efectos adversos que estos tengan en ella.

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