La prevención cuaternaria es el conjunto de actividades que se realizan para evitar, disminuir y/o paliar el daño producido por las actividades sanitarias. Las actividades sanitarias producen beneficios pero también daños como el sobrediagnóstico, los falsos positivos y las cascadas diagnósticas.

Se ha logrado un nivel de salud inigualable en la historia pero, en la medida en que se amplía el concepto de enfermedad y se medicalizan procesos vitales, disminuye la percepción de salud de la población. Se define como medicalización a la transformación de situaciones que son normales en procesos patológicos y la pretensión de resolver con la medicina cuestiones que son sociales, profesionales o concernientes a las relaciones interpersonales. La medicalización adopta varias formas: se restringen los límites de la normalidad, lo que posibilita el ingreso de millones de personas en el mundo de los enfermos, nuevos procesos se tornan pasibles de intervenciones médicas (muchas veces de dudosa eficacia) y se transforman los factores de riesgo en enfermedades.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que estamos inmersos en una cultura consumista y la salud se ha transformado en un bien de consumo. Las personas muchas veces piden la salud como pedirían un celular o un servicio de internet y por miedo o por buscar la sensación de seguridad, solicitan hacerse distintos estudios o intervenciones. Lo que no tienen en cuenta es que hacer por hacer tiene más riesgos que beneficios. ¿Por qué? Acá encontrarás algunos ejemplos:

EL SOBREDIAGNÓSTICO: LOS FALSOS POSITIVOS. Sucede cuando una prueba da positiva por error. Por ejemplo, cuando uno sin ningún factor de riesgo coronario y siendo una persona asintomática, se hace una ergometía y esta da positiva. Eso implica realizar un segundo estudio pudiendo este ser más invasivo o más complicado que el primero, para finalmente concluir que en verdad estaba sano. También están LOS HALLAZGOS INCIDENTALES: estos se producen cuando un médico/a pide un estudio buscando cierta patología y encuentra de casualidad algo que no está relacionado con ella. Eso hace que el paciente se incluya en un protocolo se seguimiento y controles que son innecesarios, porque en verdad lo que se encontró es de importancia incierta. Por ejemplo, supongamos que un médico solicita una ecografía tiroidea no del todo justificada y encuentra un nódulo tiroideo. Esto no tiene ningún valor porque lo más probable es que sea benigno, pero queda en seguimiento y se le hace una punción (estudio más invasivo y no exento de complicaciones). Esa persona además pierde la percepción de salud, porque siente que tiene alguna patología y de alguna forma se siente amenazada.

Entonces, ¿cómo realizamos prevención cuaternaria? Los principios bioéticos son una buena brújula.

PRINCIPIO DE BENEFICENCIA: es el que los médicos más tenemos en cuenta, porque significa tratar de hacer el bien, es decir, estar seguros de que lo que vamos a hacer, ayuda a las personas.

PRINCIPIO DE NO MALEFICENCIA es la seguridad de que lo que vamos a hacer, no daña. Esto es imprescindible, cualquier intervención tendría que tener la evaluación de los beneficios y riesgos potenciales.

PRINCIPIO DE LA AUTONOMÍA significa que el o la paciente comprenda los riesgos de los procedimientos que se le van a realizar y tome su propia decisión.

PRINCIPIO DE JUSTICIA dice que los recursos deberían distribuirse equitativamente.

Sintetizando, lo primero que deberían pensar los profesionales de la salud es en el PRINCIPIO HIPOCRÁTICO DE PRIMERO NO DAÑAR. Se debe estar seguro de que lo que se le ofrece al paciente tiene más beneficios que riesgos. También es muy importante ser cuidadosos antes de pedir un estudio diagnóstico para evitar el inicio de una cascada diagnóstica, un estudio debe solicitarse solo si es imprescindible. Lo mismo sucede con las prescripción de medicamentos, solo deben indicarse son totalmente necesarios.

Está establecido que es mejor prevenir que curar, pero hoy en día con la mercantilización de la medicina es necesario revisar las prácticas en cada paciente y que el paciente esté informado sobre lo que se le va a realizar, para entonces poder decidir.